miércoles, 20 de enero de 2010

"Aquel joven escocés" XIX

El regreso a casa no alivió la pesadez de estómago que sentía Mark. Ya en ella, se preparó un vaso con agua de seltz evidenciando que las molestias no eran físicas.

Momentáneamente recordó a su viejo abuelo, el Rvd. McGregor, quien le había inculcado la lectura de la Biblia, procurando en todo tiempo hacer de él un cristiano protestante que asumiese lo esencial de los Evangelios. Es decir, el amor a sus semejantes, sin acepción de color, fronteras y cualesquiera fuesen su credo ó posición social, admitiendo es humano el pecar, pero aún así, si en ello se caía, la fé en la infinita misericordia divina, con sincero arrepentimiento, liberaba.
Sobre todo había que conocerse así mismo y observar una conducta íntegra.
Era el legado que no quería perder y justificaba sus diferentes puntos de vista con los de Mr. Barry.

Relacionado con el trabajo, sostuvo frecuentes entrevistas con el Director quién jamás dejó traslucir animosidad en su contra, incluso parecía tenerle en alta consideración

Pudo ocurrir, tal vez, que la sinceridad con la que Mark le expresó su opinión, no beligerante, pero tampoco coincidente con la de él, en casa propia y delante de testigos, hubiese contrariado su fuerte carácter que únicamente afloraba en situaciones tensas, al tratar con líderes sindicales obreros, pero cabía la posibilidad de un pasajero enfado superado tras sosegada reflexión.
En cualquier caso, Mr.Barry tenía fantástica memoria….y precisos informes de la marcha de los trabajos en cada uno de los departamentos de la mina. Todas las mañanas, su oficina recibía exhaustivos informes de diverso contenido, entre ellos, era muy destacable la extracción en la Corta del Pueblo.

Sobresalía la eficacia desempeñada por Mark. No obstante, en un determinado día, releyó un documento confidencial, remitido por el Jefe de Guardas de la Compañía, donde se daba cuenta de 5 trabajadores, de Corta, afiliados al anatematizado Sindicato Socialista que, cada noche, se reunían en concreto lugar del vecino pueblo de Nerva para criticar a la Compañía y poner como un “guiñapo” a su Director.
En uno de los párrafos del amplio informe se leía: “El poco respeto y osadía de uno de estos individuos, llamado Rafael….ha llegado a poner a su perro MISTEBARRY, nombre por el que es llamado, a viva voz, cuando entra en las tabernas acompañando a su amo, provocando chanzas y risotadas entre los que en ellas se encuentran”.
No entendía como Mark, en el transcurso de los días de trabajo, aún no había tenido algún roce ó altercado con aquellos “desafectos a la Compañía” que bien pudiesen justificar el despido.

1 comentario:

  1. En tales casos, la política de Mr. Barry consistía en….esperar y ver.

    Con independencia de su trabajo, la vida doméstica del escocés se iba tornando inquieta y, cubría el trayecto de la Corta a Bella Vista poniendo a su caballo a todo galope, al término del trabajo. Entonces, una in disimulada ilusión aparecía en su rostro, acentuada al entrar en casa, esperando una sorpresa. No sabía comprender esa sensación que tan grata le resultaba.
    Por descontado, no eran las llegadas de cartas desde Escocia procedentes de sus padres, hermana ó amigos, convenientemente colocadas en un rincón del vestíbulo. Con rapidez las examinaba, pero dejando la lectura para hacerla, posteriormente, saboreando una taza de té. Así que, evidentemente, no era eso.

    Sin embargo, el leve chirriar emitido por la puerta que separaba las dependencias del servicio de la casa y que, habitualmente, se sentía por la discreta entrada de Elvira saludando, “Buenas tarde, señó”. Parecía ser el premio a la veloz cabalgada.
    No le cabía duda. Aquella mujer, a la que a veces no acertaba a responder con su saludo, le inmovilizaba y, estaba siendo, sin remotamente pretenderlo, la suave brisa que precede a un gran vendaval de incalculable magnitud.
    Urdía pueriles excusas, (cual niño que toma y suelta un juguete, retomándolo presto) sólo para disfrutar de su presencia. Una de las tretas más utilizadas era llamarla, para que le explicase el significado de tal o cual palabra.

    Paciente, acudía Elvira e, interiormente, sentía la sensación de estar ayudando en algo más útil y superpuesto a su diario cometido en la casa, además de acercarle, físicamente, al hombre que la escuchaba con atención, para ella desconocida hasta entonces. Presentía, aunque vagamente, que era “acariciada” por sus ojos…En todo caso, lo percibía como una manifestación de silencioso agradecimiento.

    Lo que no se podía negar así misma, era la rapidez y complacencia que ponía, en atender el más pueril de los requerimientos y esto le creaba un estado de excitación escasamente controlable. Dicha situación había tomado un camino en el que ambos se miraban, después de la conversación ó aclaración que se hubiese suscitado, sin seguir en ella, de una forma en la que podrían decirse muchas más cosas y que, en ocasiones, se dilataban extremadamente.

    ResponderEliminar