lunes, 11 de enero de 2010

"Aquel joven escocés" XIV

El escocés, que aún permanecía en la sala, la observó mientras cuidadosamente colocaba la porcelana sobre la bandeja, en tanto la mente del muchacho buscaba una pregunta –aunque fuese nimia- para recrearse en la femenina figura, unos minutos.
Al fin, se decidió a formularla y en el todavía no dominado castellano, le dijo: “!Oh, Elvirooo, los Sres. mucho gustar el té. Muchas gracios para tuya y Eme. Thanks¡”.
Volviese la muchacha y, sin apenas alzar su preciosa mirada, respondió: “De nada, señó, pa eso estamos”. La entendió a medias y reiteró el cortés; “Thank you”, pero no deseaba, en absoluto, que la joven se retirara, de manera que cobró ánimo para oírla nuevamente y le preguntó: “Dice me Mrs. Penny que Vd. vivo en Salamea y allí es uno pueblo antigua y bonito,,,because (porque) tiene casas muy hermosas y tore, mucho alto en iglesia vieja”…”¿Es su casa allí muy hermoso?”. “Sí, señó” –le respondió, ya mirando a Mark más libremente, animada por los elogios a su patria chica y turbándole, extrañamente, al posar sus ojos en él.

“Pero no se llama Salamea, sino Za….Za…Za-la-me-a”.Se sintió en el deber de rectificarle, para que su pronunciación fuese más correcta.
“Oh, muchas gracios, Elviroo, Vd, buena profesora por mi¡”
Animada por lo que entendió como sincero cumplido, añadió:

“Es verdad que es un pueblo antiguo, pero bonito como pocos. Mi abuelo decía que la torre era aún más hermosa de lo que ahora lo es, pero cuando llegaron los gabachos, en 1810, destrozaron la iglesia e hicieron mucho daño a la torre y, también decía, que quisieron llevarse las campanas a Sevilla, para hacer municiones, pero no encontraron animales con bastante fuerza para cargar con ellas, porque de los que disponían sólo tenían dos patas y, entonces las dejaron. Hay calles muy pendientes y bonitas. También una plaza de toros, cerca de la de abastos. La hizo la Compañía, en época de Mr. Carlyle…sin dejar atrás el Pilar de las Indias….

Aunque todavía muchas cosas no le eran de fácil comprensión, avanzaba en el idioma, más para comprender que para expresarse. Así que su mostrada atención, indujo a Elvira a continuar, desgranando los encantos del lugar que él, complacientemente escuchaba:

“Y además, señó, si Vd. conociese la ermita de San Blas, tan chiquita y en mitad del campo, ¡Le gustaría una jartá¡ Allí vamos, en Febrero, mucha gente de Zalamea y sus alrededores, para prender en nuestros cuellos un cordón del Santo, después de frotar con aceite bendito la garganta. Eso nos protege de enfermedades en ella.
Luego, la mocedad, bromea en aquellas praderas, jugando y cantando así:

Vamos a jugar al corro,
A pedirle a Dios, que llueva,
Que se ponga el pan barato
Y se casen las mozuelas…”

1 comentario:

  1. Mark no comprendía todo lo que Elvira explicaba pero no le pasaba por alto la ingenuidad y sencillez de su verbo, cautivándole la gesticulación que la joven empleaba con el relato, a la par que continuaba su labor.
    Llegó un momento en que ella seguía hablando, aunque él no prestaba –o eso parecía- atención a su charla, puesto que la totalidad de su mente estaba cautiva de los movimientos calmosos y hermosa figura de la muchacha que, algo confundida, se retiró a la cocina.

    A mediados de Agosto del repetido 1916, Mark fue citado para una entrevista con Mr. Barry. En ella, el Director, le propuso llevar a cabo un trabajo especial el cual consistía en volar la torre e iglesia del pueblo de Rio Tinto, por exigencias de la explotación.
    Consideraba llegado el momento de acometer el derribo, habida cuenta del avance de los trabajos en la Corta, por una parte y, de otra, el adelanto apreciado en los de la nueva Parroquia que la Compañía estaba construyendo en el poblado de El Valle, cuya primera piedra se colocó el 30 de Diciembre de 1914
    El encargo debería hacerse con premura, si bien, no podría interferir el trabajo habitual del joven ingeniero.
    Aceptó, lo que suponía un reto en su carrera, elaborando el proyecto en el silencio de su casa, privándose en horas libres de cualquier actividad lúdica.
    Tardó 2 semanas en presentar el plan a Mr. Berry quien lo aceptó y fijó la fecha para la demolición. Se llevaría a cabo el 15 de Septiembre a las 5,15 de la tarde. Como era natural, la Compañía se encargaría de asumir todo tipo de incidencia que pudiera producirse y dándole cuenta a las autoridades de lo relacionado con el derribo.

    Obvio decir que, el trabajo se realizó con matemática precisión, siendo el evento presenciado, desde la Barriada de Alto Mesa, por numerosos habitantes del pueblo con incontenida tristeza, al ser el edificio más representativo del lugar donde, hasta la fecha, habían sido bautizados y administrados los demás sacramentos de la fe, a su gente, durante generaciones.
    Fueron abundantes las lágrimas vertidas por el ya muy anciano, “Tio Julio”, conocido arriero, que con su voz tosca y aguardentosa, jamás faltó a la cita de “La esquila” no recordando cuantos años, en las madrugadas de Octubre, había franqueado las puertas de aquella Iglesia entonando: “Y con esta remato mi copla, Virgen del Rosario, que ya voy a entrar…”

    Pudo ser premonitoria aquella tristeza, porque su enjuto cuerpecillo no acudió a la cita del siguiente mes, cuando el convocante “tin, tin” de la campanita, dejaba oir sus toques en la capilla de San Roque, al no llegar, todavía, a término la nueva Iglesia de
    El Valle. Cuando finalmente se bendijo ésta, el 28 de Abril de 1917 y tocó “La Esquila” en Octubre, él sólo estaba presente en el recuerdo de sus compañeros.

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